miércoles, 24 de diciembre de 2025

El año baja la voz y el corazón habla mas fuerte.

Para mí, la Nochebuena es un umbral, no es solo una fiesta ni un calendario marcando una fecha... es un instante suspendido, donde el año baja la voz y el corazón se anima a hablar más fuerte. 
Es la mesa, abundante o austera, que igual convoca; los abrazos que llegan tarde pero llegan; las ausencias que se sientan en silencio y también brindan. 
Es la esperanza cansada, algo golpeada, pero terca, que insiste aunque se le note el desgaste.
Es una noche en la que medimos menos lo que logramos y más todo lo que resistimos. 
Donde lo pequeño cobra un valor inmenso, una risa compartida, un pedazo de pan, una mirada que se queda un segundo más y nos hace sentir vistos. 
La Nochebuena es una tregua emocional, breve pero necesaria, en un mundo que casi no da respiro.
Para mí, es ese recordatorio íntimo de que, aun rotos, aun con cicatrices frescas o viejas, seguimos eligiendo encontrarnos. Aunque sea por unas horas, aunque sea en silencio.

martes, 23 de diciembre de 2025

Nochebuena sentida

Estamos a unas estrellas de esta Nochebuena distinta,
donde la mesura pasó a ser la invitada especial.
Las ornamentas ya no hacen ruido en el aire
y se percibe el cansancio de un pueblo trabajador
que aprendió a celebrar en voz baja.
Aun así, sigo con la esperanza intacta:
que al correr de las horas,
frente a una mesa sencilla y compartida
con quienes durante el año pasamos sin mirarnos
—por silencios, distancias o heridas—,
brote esa sonrisa que sólo nace del reencuentro
y se quede a vivir en un abrazo
de esos que no prometen milagros,
pero sostienen.¿Y si esta Nochebuena, en lugar de abundancia, nos regalamos un abrazo que nos vuelva a mirar?
Adriana 

domingo, 14 de diciembre de 2025

Nada fue en vano.

Se va acercando el nuevo año
y yo ya voy coqueteando con los sueños
como quien sabe que no todo se concede,
pero igual se atreve.
Me miro hoy, con mis 53 pirulos bien puestos,
no para pedir disculpas
sino para hacer inventario de guerra.
Estoy medio aguerrida, sí,
con curitas repartidas por el cuerpo
como banderas de batallas que no quise esquivar.
Ninguna fue en vano.
Porque de cada herida brotó una flor
y no una de esas prolijas de postal,
no.
Flores salvajes,
de raíz terca,
de esas que crecen donde nadie apostaba vida.
Cada marca me recuerda
los momentos en que tuve que adolecer
para no desaparecer.
Los días en que bajar la cabeza
era más fácil que sostener la mirada.
Pero la levanté.
Y aprendí a abrazarme
con la misma intensidad con la que abrazo al mundo,
sin mezquinar ternura
ni pedir permiso para sentir.
Ya no cartoneo ilusiones.
No junto migajas de promesas ajenas,
no remiendo sueños rotos de otros
para ver si alguno me queda.
Las quiero realidad,
con peso, con vértigo, con riesgo.
Las quiero mías.
Porque soy como un barrilete de colores,
de esos que no obedecen del todo al hilo,
que se enredan, caen, vuelven a subir
y hacen piruetas cuando el viento se pone bravo.
Gambeteo deseos
en cada estrella fugaz
sin bajar la mirada,
sin negociar el brillo.
No llegué hasta acá para achicarme.
Llegué para volar
con cicatrices visibles,
flores abiertas
y sueños que ya no piden permiso
para existir.

jueves, 11 de diciembre de 2025

Época prestada


Declaro —sin firmas ni testigos—
que no voy a reducir mi vida
al tamaño de los miedos ajenos.
Que no voy a agachar la voz
cuando la verdad me arda en la lengua.
Que no voy a disfrazar la dignidad
para que nadie se sienta cómodo con mi brillo.
Prometo honrar la herencia silenciosa
de los que resistieron sin publicidad,
de los que hablaron con gestos,
de los que mantuvieron la palabra
como un tesoro más valioso que cualquier tendencia.
Renuncio a la tibieza,
a los vínculos que esquivan el espejo,
a la coreografía perfecta del “todo bien”
cuando todo está roto.
Elijo lo real aunque duela,
lo honesto aunque incomode,
lo profundo aunque me deje sin aire.
Me comprometo a defender mi vuelo,
a no achicar mis alas para entrar en ventanas ajenas,
a no mendigar espacio en territorios que no me abrazan.
A crear mi propio mapa,
mi propia fe,
mi propio modo de incendiar la apatía.
Y si esta época es prestada,
entonces la devuelvo marcada,
con mis grietas, mis búsquedas,
mi coraje, mi desobediencia emocional
y esa bandera íntima que dice
que todavía se puede vivir con sentido.
Porque lo único que realmente poseo
es este pulso que insiste,
esta lucidez que arde,
esta manera mía de no negociar la esencia.
Y con eso —solo con eso—
no busco dejar huella...
busco abrir camino.
Que quien venga detrás
no tenga que pedir permiso para ser.

martes, 18 de noviembre de 2025

Filosofía...un arte olvidado

Antes filosofar era gratis.
Gratis como sentarse bajo un árbol
y despellejar la vida a preguntas, como compartir un mate y una duda, como tener la humildad de aceptar que uno siempre sabe menos de lo que cree.
En esa simpleza se nutría la existencia...
la de los demás, sí,
pero sobre todo la de uno mismo.
Porque pensar era un acto de amor y aprender, un gesto de hermandad.
Hoy, en cambio,
hasta la sabiduría viene con código de barras,
sin Cyber Monday, sin oferta, como si pensar profundo fuera un lujo
y no un derecho del alma.
Y mirá qué ironía:
Séneca —precursor de conciencia, humildad, virtud—
nos habló hace siglos de lo esencial,
y acá estamos…
corriendo hacia adelante para terminar
involucionando hacia atrás.
Qué loco, ¿no?
Que la modernidad nos dé pantallas
pero nos quite preguntas...
Que nos dé datos
pero nos robe sabiduría.
Adriana S. Blanche
La foto se la robé a la genia de Magdalena Reyna ( gracias )
#filosofar

domingo, 9 de noviembre de 2025

Sentir...

 Sentir no es quedarte en el umbral de la puerta observando cómo pasa la vida.

Es abrirla de par en par, aunque el viento te despeine los miedos.

Es permitir que algo te duela y aún así quedarte, mirar de frente, respirar hondo.

Porque sentir también es rebelarse contra la costumbre de no sentir nada.

Es incendiar la apatía con el fuego de lo que aún te conmueve,

aceptar que doler es parte del milagro

y recordarte viva, incluso cuando el mundo te prefiere dormida.

            Adriana Blanche 


miércoles, 5 de noviembre de 2025

¿Qué es ser mamá?

Ser mamá es un trascender en otro pedacito de ser.
No se trata solo de dar vida, sino de acompañarla, sostenerla y aprender a soltarla cuando es tiempo.
Ser mamá es un libro de páginas en blanco donde se escribe con amor, cansancio, errores y aciertos.
Es un vaso de agua en medio del desierto, una terraza con flores que crecen entre las grietas, un mate compartido que calma y une.
Una canción que se repite sin aburrir, porque cada vez suena distinta.
Ser mamá es puente, nunca muro.
Es un océano de paciencia que a veces se desborda, pero siempre vuelve a calmar.
Es comprender sin entenderlo todo, y seguir estando.
Es prueba y error, es reinventarse cuando la vida cambia el libreto, y aún así seguir improvisando amor.
Ser mamá también es aprender a convivir con ausencias.
Es mirar una silla vacía y sentir que una estrella ilumina ese lugar.
Es entender que el ADN no solo se hereda, también se honra en los gestos, en la mirada, en la forma de amar.
Ser mamá no es poseer, es acompañar.
No es moldear, es guiar.
No es exigir perfección, es enseñar humanidad.
Ser mamá es, en esencia, honrar el derecho de estar vivo.
Y hacerlo con ternura, coraje y esa fe silenciosa que sostiene incluso cuando el alma tiembla...
Mis bbs tan chiquitos hoy tan grandes...   Adriana S. Blanche 

viernes, 31 de octubre de 2025

Princesa...NO!!! Bruja...SI!!

¿Quiénes eran las llamadas brujas?
Mujeres que se atrevieron a vivir esclavas solo de su esencia natural.
A sentir sin pedir permiso,
a gritar sin usar la voz,
a encender con gestos lo que otros callaban.
No obedecían relojes ni dogmas,
bailaban al ritmo del viento,
curaban con la tierra,
y amaban con la fuerza de un relámpago.
Pero lo raro asusta,
lo libre incomoda,
y lo genuino provoca caos.
Se nos ha enseñado a ser envase,
nunca contenido.
Las llamaron brujas para callarlas,
pero en verdad eran raíz, fuego y espejo.
Y cada vez que una mujer recuerda quién es,
una de ellas vuelve a respirar.
Yo también soy una de ellas.
Llevo la llama en la mirada,
el caos en el pulso,
la ternura como hechizo.
No vuelo en escoba,
pero sí cuando amo, cuando creo, cuando ardo.
Y si eso es ser bruja…
que nunca me curen.

miércoles, 29 de octubre de 2025

"Entre el río y la palabra: entre Rosario y Tigre"

"Entre el río y la palabra: entre Rosario y Tigre" 

Nos conocimos entre letras y garabatos,
cuando la tinta todavía no sabía a quién escribirle.
Pasamos horas al teléfono,
remendando pasados, riéndonos de los vacíos,
descubriendo que ya sabíamos demasiado el uno del otro.
Porque a veces el alma reconoce antes que la razón.
El río fue tu cuna y tu brújula.
El agua te nombra cada vez que dudás.
Yo nací entre canciones y rebeldías,
con el dos por cuatro tatuado en los pies
y la costumbre de hacer del charco, escenario.
Nos encontramos en el punto exacto
donde la palabra se hace refugio, donde los mates son promesa
y los silencios no asustan.
El trinar de los pájaros fue nuestro himno,
y un biguá curioso, el testigo del comienzo.
En una mezcla de luna llena o nueva ( da igual ) aquí en la city rosarina. 
Seguimos en construcción permanente,
porque nada que valga la pena se levanta sin barro ni temblores.
Y aunque algún ladrillo caiga, seguimos —vos y yo— sosteniendo el techo del sueño.
Este amor no pretende ser perfecto,
pretende ser verdad.
No se viste de promesas, se cubre de actos, de ríos, de miradas que vuelven.
Somos aprendizaje, grieta, abrazo.
Somos lo que el viento no pudo separar.
Porque donde estés, voy a estar.
Y donde yo respire, vas a latir también, y viceversa.
Como el pulso del agua, como la raíz del sauce,
hasta que todo sea como soñamos.
Hasta que el amor deje de ser un intento
y vuelva a ser casa.
Y si el destino se distrae, que el río nos recuerde... que la brisa pronuncie tu nombre
y me lo devuelva al oído.
Porque mientras haya orilla y horizonte,
mientras haya canción y rebeldía, siempre habrá un nosotros
esperando volver a empezar.
  Adriana S. Blanche 
#amoradistancia

miércoles, 24 de septiembre de 2025

La que danza el mundo

Algunos insisten en que es mentira eso de recibir lo que das.
Yo me río, lo que doy me representa, me delata, me defiende.
Es mi carta de presentación, mi manifiesto, mi ADN escrito en acto.
No permitas que te convenzan de que la vida no es un bumerán.
Que no te domestiqen con su lógica barata: vos sos vos,
aunque el mundo quiera uniformarte.
Cada quien arrastra su historia, sus grietas y miserias, y aun así —o por eso mismo— lo más revolucionario que podés hacer es agradecer ser un simple grano de arena
capaz de incomodar todo un desierto.
Porque al final de cuentas no es el mundo que baila con vos...sino vos danzando el mundo.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

El dia que decidí escapar

Me miré en el espejo y entendí que los mayores enemigos no estaban afuera, eran mis propios miedos disfrazados de excusas. Siempre pensé que la felicidad era un lujo difícil, hasta que me descubrí presa en una jaula que yo misma había construido, con barrotes de dudas y silencios heredados.
Ese día decidí escapar.
No corrí, me serví un mate con cascaritas de naranja, con ese perfume que abre la mañana y me recuerda que lo simple también es sagrado. 
Me subí a la bici y dejé que la ciudad me llevara, que el viento despeinara las ideas, que el sol me pintara los hombros.
En mis auriculares sonaba una canción que me revolvía el alma, y en la mochila llevaba un libro de esos que te muerden la cabeza y te acarician el corazón. Sentí que la felicidad se escondía justo ahí, en ese revoltijo de momentos tan pequeños como inmensos.
Y mientras pedaleaba, algunas palabras locas se colaban, jugando a dibujarse en un papel imaginario...versos rebeldes, tiernos, filosóficos, un garabato íntimo que decía...la felicidad no siempre se piensa.
A veces se bebe, se pedalea, se lee, se canta…
y, sobre todo, se vive.
El límite de tu felicidad es la forma en que te piensas.

El año baja la voz y el corazón habla mas fuerte.

Para mí, la Nochebuena es un umbral, no es solo una fiesta ni un calendario marcando una fecha... es un instante suspendido, don...