Gratis como sentarse bajo un árbol
y despellejar la vida a preguntas, como compartir un mate y una duda, como tener la humildad de aceptar que uno siempre sabe menos de lo que cree.
En esa simpleza se nutría la existencia...
la de los demás, sí,
pero sobre todo la de uno mismo.
Porque pensar era un acto de amor y aprender, un gesto de hermandad.
Hoy, en cambio,
hasta la sabiduría viene con código de barras,
sin Cyber Monday, sin oferta, como si pensar profundo fuera un lujo
y no un derecho del alma.
Y mirá qué ironía:
Séneca —precursor de conciencia, humildad, virtud—
nos habló hace siglos de lo esencial,
y acá estamos…
corriendo hacia adelante para terminar
involucionando hacia atrás.
Qué loco, ¿no?
Que la modernidad nos dé pantallas
pero nos quite preguntas...
Que nos dé datos
pero nos robe sabiduría.
Adriana S. Blanche
La foto se la robé a la genia de Magdalena Reyna ( gracias )
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