miércoles, 24 de septiembre de 2025
La que danza el mundo
miércoles, 17 de septiembre de 2025
El dia que decidí escapar
martes, 16 de septiembre de 2025
Las plumas de Clara
Siendo yo
sábado, 6 de septiembre de 2025
El mundo en dos casas
Cuando mamá y papá se separaron, yo pensé que era porque no me había portado bien.
Busqué en mi memoria alguna travesura grande, un enojo fuerte o una palabra fea que pudiera haber dicho.
Pero no encontré nada tan terrible...
Una mañana, mientras mamá me peinaba antes de ir a la escuela, me animé a preguntar:
—¿Si me esfuerzo mucho en la escuela, vas a volver con papá?—
Ella me abrazó tan fuerte que me despeinó, pero no contestó.
Y yo me quedé con la duda colgada como un globo en el aire.
Con papá fue distinto, me llevaba a pescar al río y sonreía, pero a veces se le nublaban los ojos.
Yo quería decirle que no llorara, que yo podía arreglar todo, que si quería no peleaba más con mi gata o me iba a dormir temprano.
Pero me guardaba las palabras en el bolsillo, porque no sabía si era correcto.
Así fui entendiendo que tenía dos camas, dos cepillos de dientes y dos formas de extrañar.
Que a veces me olvidaba la cartuchera en una casa y tenía que dibujar con un solo lápiz en la otra.
Que mis medias siempre andaban perdidas porque vivían viajando conmigo.
Que en los cumpleaños había dos tortas, una con mamá y otra con papá, pero en ninguna estaban los dos juntos para aplaudir al mismo tiempo.
Aprendí a sonreír para que no se preocuparan, aunque adentro tuviera un nudo.
Aprendí a guardar silencio cuando los escuchaba hablar de “custodia” u “horarios”, como si mi vida fuera una agenda que se reparten.
Pero yo… yo quería decirles algo...
–" Que yo no soy un puente roto ni un error.
Que aunque su amor cambió de forma, el mío sigue siendo uno solo.
Que mi mundo se partió en dos, pero mi corazón todavía necesita estar entero"—
Y ojalá un día entiendan, que los hijos no queremos elegir, no queremos mitades, no queremos sentir que perdemos.
Queremos simplemente ser niños, con el derecho de tener un mundo completo, aunque los grandes ya no sepan estar juntos...
#adrianablanche
#relacionessanas
A mi edad...
A mi edad me sobran las etiquetas que otros me quisieron pegar.
Dicen que los pijamas de Hello Kitty son ridículos,
que los jeans con girasoles pintados a mano son “cosas de nena”.
Dicen que no me ría con la boca abierta,
que no me ponga brillitos en los labios,
que no me cuelgue a bailar bajo la lluvia como si estuviera loca.
Y yo, mientras tanto, me hamaco en la vida.
Subo y bajo, vuelo y me impulso.
Desde arriba, miro cómo muchos se quedan de pie, quietos, con los pies clavados en la tierra, observando la hamaca moverse sin animarse a subir.
A esta edad entendí que no hay edad para ser desobediente.
Que tengo más voz que antes, y que en lugar de disfrazarme de ser “correcta” prefiero disfrazarme de lo que soy...
de rebeldía, de risas torpes, de colores que no combinan, de canciones aulladas en la cocina con un mate en la mano.
A esta edad ya no le temo a las desapariciones silenciosas ni al modo hielo, porque si alguien se esfuma o se congela,
yo sigo con mi show personal...
"luces, cámara, mate y canciones desafinadas a todo volumen".
Pisando los 53 me divierto más que nunca...
me río en TikTok, me maquillo con brillos que parecen estrellitas,
camino con botas que todavía hacen ruido en la vereda.
Porque la única deuda que tengo es conmigo,
y yo me pago con libertad, con ese disparate hermoso de vivir como si la edad fuera un invento mal contado.
A mi edad me niego a bajarme de la hamaca…
y si caigo, que sea de risa.
#adrianablanche
#lavidaeshoy
Prevención
Septiembre nos recuerda que la vida, a veces, pesa más de lo que un alma puede cargar en silencio.
Este mes no es solo un llamado a la prevención, es un abrazo colectivo a quienes luchan con la soledad, la tristeza y los pensamientos que oscurecen los días.
Hablamos para quienes están en la cuerda floja: tu dolor importa, tu historia importa, tu vida importa.
Y también para quienes rodeamos a esos silencios: que nunca falte la escucha atenta, la empatía sin juicios, la pregunta sincera de “¿cómo estás, de verdad?”.
Hoy encendemos una luz no solo para recordar a los que partieron demasiado pronto, sino también para acompañar a quienes todavía buscan motivos para quedarse.
Porque a veces, lo que salva no es una gran palabra, sino un gesto pequeño: ver, abrazar, estar.
En septiembre, y siempre, que nadie tenga que luchar solo contra su oscuridad.
jueves, 4 de septiembre de 2025
La niña que quería ser gato
Había una vez una nena llamada Alma que, en lugar de querer ser princesa, doctora o astronauta, soñaba con ser… ¡un gato!
El año baja la voz y el corazón habla mas fuerte.
Para mí, la Nochebuena es un umbral, no es solo una fiesta ni un calendario marcando una fecha... es un instante suspendido, don...
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Hay edades que nos pone la sociedad… y otras que nos inventamos para no arriesgar. Pero la verdad, no hay edad para casi nada de...
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¿Quién dice que por ser adulta no puedo jugar? ¿ Quién afirma que no puedo ponerme orejitas de Minnie o creerme una súper star? ¿Dónde está ...