miércoles, 24 de septiembre de 2025

La que danza el mundo

Algunos insisten en que es mentira eso de recibir lo que das.
Yo me río, lo que doy me representa, me delata, me defiende.
Es mi carta de presentación, mi manifiesto, mi ADN escrito en acto.
No permitas que te convenzan de que la vida no es un bumerán.
Que no te domestiqen con su lógica barata: vos sos vos,
aunque el mundo quiera uniformarte.
Cada quien arrastra su historia, sus grietas y miserias, y aun así —o por eso mismo— lo más revolucionario que podés hacer es agradecer ser un simple grano de arena
capaz de incomodar todo un desierto.
Porque al final de cuentas no es el mundo que baila con vos...sino vos danzando el mundo.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

El dia que decidí escapar

Me miré en el espejo y entendí que los mayores enemigos no estaban afuera, eran mis propios miedos disfrazados de excusas. Siempre pensé que la felicidad era un lujo difícil, hasta que me descubrí presa en una jaula que yo misma había construido, con barrotes de dudas y silencios heredados.
Ese día decidí escapar.
No corrí, me serví un mate con cascaritas de naranja, con ese perfume que abre la mañana y me recuerda que lo simple también es sagrado. 
Me subí a la bici y dejé que la ciudad me llevara, que el viento despeinara las ideas, que el sol me pintara los hombros.
En mis auriculares sonaba una canción que me revolvía el alma, y en la mochila llevaba un libro de esos que te muerden la cabeza y te acarician el corazón. Sentí que la felicidad se escondía justo ahí, en ese revoltijo de momentos tan pequeños como inmensos.
Y mientras pedaleaba, algunas palabras locas se colaban, jugando a dibujarse en un papel imaginario...versos rebeldes, tiernos, filosóficos, un garabato íntimo que decía...la felicidad no siempre se piensa.
A veces se bebe, se pedalea, se lee, se canta…
y, sobre todo, se vive.
El límite de tu felicidad es la forma en que te piensas.

martes, 16 de septiembre de 2025

Las plumas de Clara

Clara se despertaba muy temprano, con la rutina ya marcada como un reloj secreto.
Primero ordenaba su habitación, después abría las ventanas para dejar que el aire fresco barriera la casa. Preparaba la comida y cambiaba el agua de Ágata, su michifuz mimada. 
Solo entonces podía entregarse a su ritual más esperado..."el mate", ese instante de calma que abría el día como el sol deslizándose sobre el papel.
Pero una mañana, al abrir la ventana, algo distinto la sorprendió... una pluma blanca, ligera, suspendida en el aire como si la esperara. 
Cayó suavemente sobre su mesa, Clara la tomó entre los dedos y sintió un estremecimiento, como si dentro de esa suavidad habitara un secreto.
Los días siguientes, nuevas plumas fueron apareciendo...en el marco de la puerta, sobre el respaldo de la silla, entre las hojas de un libro olvidado. 
Ya no eran casualidad!!! Clara comenzó a coleccionarlas, a guardarlas en un frasco de vidrio, hasta que una noche —en medio de un silencio que parecía escucharla— comprendió que las plumas no eran objetos perdidos, sino señales.
Fue entonces cuando algo en su vida empezó a desarmarse...dejó de seguir la rutina con la misma rigidez, se animó a caminar sin rumbo por el barrio, a hablar con desconocidos, a escribir lo que nunca se había permitido. 
Como si cada pluma hubiese ido arrancándole el miedo a salirse del guión.
Ágata la miraba curiosa, como si también entendiera que Clara ya no era la misma... y aunque la rutina seguía ahí, ella supo que cada vez que encontrara una pluma, la vida le estaba recordando que aún había alas escondidas dentro suyo...
      ~ Adriana Blanche ~

Siendo yo

Me empujaron al abismo con todos mis molinos de viento.
Creyeron que me quebraba, pero al tocar fondo mi piel mutó por dentro.
Y aun en pedazos, en plena reconstrucción, me calcé los tacones.
Ese día aprendí que hasta el vacío retrocede cuando alguien decide encontrarse.
    ~ Adriana Blanche ~

sábado, 6 de septiembre de 2025

El mundo en dos casas


Cuando mamá y papá se separaron, yo pensé que era porque no me había portado bien.

Busqué en mi memoria alguna travesura grande, un enojo fuerte o una palabra fea que pudiera haber dicho.

Pero no encontré nada tan terrible...

Una mañana, mientras mamá me peinaba antes de ir a la escuela, me animé a preguntar:

—¿Si me esfuerzo mucho en la escuela, vas a volver con papá?—

Ella me abrazó tan fuerte que me despeinó, pero no contestó.

Y yo me quedé con la duda colgada como un globo en el aire.

Con papá fue distinto, me llevaba a pescar al río y sonreía, pero a veces se le nublaban los ojos. 

Yo quería decirle que no llorara, que yo podía arreglar todo, que si quería no peleaba más con mi gata o me iba a dormir temprano. 

Pero me guardaba las palabras en el bolsillo, porque no sabía si era correcto.

Así fui entendiendo que tenía dos camas, dos cepillos de dientes y dos formas de extrañar.

Que a veces me olvidaba la cartuchera en una casa y tenía que dibujar con un solo lápiz en la otra.

Que mis medias siempre andaban perdidas porque vivían viajando conmigo.

Que en los cumpleaños había dos tortas, una con mamá y otra con papá, pero en ninguna estaban los dos juntos para aplaudir al mismo tiempo.

Aprendí a sonreír para que no se preocuparan, aunque adentro tuviera un nudo.

Aprendí a guardar silencio cuando los escuchaba hablar de “custodia” u “horarios”, como si mi vida fuera una agenda que se reparten.

Pero yo… yo quería decirles algo...

–" Que yo no soy un puente roto ni un error.

Que aunque su amor cambió de forma, el mío sigue siendo uno solo.

Que mi mundo se partió en dos, pero mi corazón todavía necesita estar entero"—

Y ojalá un día entiendan, que los hijos no queremos elegir, no queremos mitades, no queremos sentir que perdemos.

Queremos simplemente ser niños, con el derecho de tener un mundo completo, aunque los grandes ya no sepan estar juntos...

#adrianablanche 

#relacionessanas 

A mi edad...

 A mi edad me sobran las etiquetas que otros me quisieron pegar.

Dicen que los pijamas de Hello Kitty son ridículos,

que los jeans con girasoles pintados a mano son “cosas de nena”.

Dicen que no me ría con la boca abierta,

que no me ponga brillitos en los labios,

que no me cuelgue a bailar bajo la lluvia como si estuviera loca.

Y yo, mientras tanto, me hamaco en la vida.

Subo y bajo, vuelo y me impulso.

Desde arriba, miro cómo muchos se quedan de pie, quietos, con los pies clavados en la tierra, observando la hamaca moverse sin animarse a subir.

A esta edad entendí que no hay edad para ser desobediente.

Que tengo más voz que antes, y que en lugar de disfrazarme de ser “correcta” prefiero disfrazarme de lo que soy...

de rebeldía, de risas torpes, de colores que no combinan, de canciones aulladas en la cocina con un mate en la mano.

A esta edad ya no le temo a las desapariciones silenciosas ni al modo hielo, porque si alguien se esfuma o se congela,

yo sigo con mi show personal...

"luces, cámara, mate y canciones desafinadas a todo volumen".

Pisando los 53 me divierto más que nunca...

me río en TikTok, me maquillo con brillos que parecen estrellitas,

camino con botas que todavía hacen ruido en la vereda.

Porque la única deuda que tengo es conmigo,

y yo me pago con libertad, con ese disparate hermoso de vivir como si la edad fuera un invento mal contado.

A mi edad me niego a bajarme de la hamaca…

y si caigo, que sea de risa.

#adrianablanche 

#lavidaeshoy

Prevención

 Septiembre nos recuerda que la vida, a veces, pesa más de lo que un alma puede cargar en silencio.

Este mes no es solo un llamado a la prevención, es un abrazo colectivo a quienes luchan con la soledad, la tristeza y los pensamientos que oscurecen los días.


Hablamos para quienes están en la cuerda floja: tu dolor importa, tu historia importa, tu vida importa.

Y también para quienes rodeamos a esos silencios: que nunca falte la escucha atenta, la empatía sin juicios, la pregunta sincera de “¿cómo estás, de verdad?”.


Hoy encendemos una luz no solo para recordar a los que partieron demasiado pronto, sino también para acompañar a quienes todavía buscan motivos para quedarse.

Porque a veces, lo que salva no es una gran palabra, sino un gesto pequeño: ver, abrazar, estar.


En septiembre, y siempre, que nadie tenga que luchar solo contra su oscuridad.

jueves, 4 de septiembre de 2025

La niña que quería ser gato


Había una vez una nena llamada Alma que, en lugar de querer ser princesa, doctora o astronauta, soñaba con ser… ¡un gato!
Cada mañana miraba a su gato Bigotes, que se estiraba largo como un acordeón y luego dormía plácidamente en el sillón.
—Qué vida tan maravillosa —pensaba Alma—. 
Dormir cuando quiero, trepar los techos, mirar el mundo desde arriba y caminar con pasos sigilosos como un secreto.
Un día, mientras jugaba con un ovillo de lana, Alma cerró fuerte los ojos y deseó...
—¡Quiero ser un gato, aunque sea por un día!—
Al abrirlos, se encontró con algo sorprendente, tenía orejas puntiagudas, bigotitos y una cola que se movía sola.
—¡Miau! — dijo, y se asustó de su propia voz.
Alma pasó el día recorriendo su casa como felina.
Caminó sobre la mesa sin que nadie la retara, saltó hasta la ventana y miró el jardín desde la altura. 
Descubrió que podía escuchar el vuelo de un pajarito antes de verlo y que el viento olía a miles de cosas distintas.
Pero también descubrió lo difícil, nadie le entendía cuando hablaba, el agua de su plato sabía rara y, lo peor de todo, su mamá no la abrazaba porque pensaba que era solo Bigotes con más hambre de lo normal.
Ella sintió un poquito de tristeza, entonces se dio cuenta...ser gato tenía cosas hermosas, pero también extrañaba ser nena...
Quería volver a reír con su voz humana, a jugar en la plaza y, sobre todo, a sentir los abrazos de su mamá.
Cerró los ojos muy fuerte y susurró:
—Gracias por mostrarme tu mundo, minino bello… pero prefiero el mío.—
Y al abrirlos, ya no tenía orejas puntiagudas ni bigotes. Volvió a ser Alma, la nena que quería ser gato… y que había aprendido que uno puede soñar con ser otra cosa, pero lo más lindo es disfrutar de lo que uno es.
Esa noche, Alma acarició a Bigotes antes de dormir y le contó un secreto:
—Yo también tuve un corazón de gato por un día.—
Bigotes, que parecía entenderlo todo, ronroneó tan fuerte que la habitación entera se llenó de un suave motorcito de amor...
#adrianablanche 
#cuentoscortos

El año baja la voz y el corazón habla mas fuerte.

Para mí, la Nochebuena es un umbral, no es solo una fiesta ni un calendario marcando una fecha... es un instante suspendido, don...