Septiembre nos recuerda que la vida, a veces, pesa más de lo que un alma puede cargar en silencio.
Este mes no es solo un llamado a la prevención, es un abrazo colectivo a quienes luchan con la soledad, la tristeza y los pensamientos que oscurecen los días.
Hablamos para quienes están en la cuerda floja: tu dolor importa, tu historia importa, tu vida importa.
Y también para quienes rodeamos a esos silencios: que nunca falte la escucha atenta, la empatía sin juicios, la pregunta sincera de “¿cómo estás, de verdad?”.
Hoy encendemos una luz no solo para recordar a los que partieron demasiado pronto, sino también para acompañar a quienes todavía buscan motivos para quedarse.
Porque a veces, lo que salva no es una gran palabra, sino un gesto pequeño: ver, abrazar, estar.
En septiembre, y siempre, que nadie tenga que luchar solo contra su oscuridad.
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