miércoles, 27 de agosto de 2025

Molinos de vientos

Hay fantasmas que te persiguen y no lo sabés…
son pacientes, caminan descalzos para no hacer ruido,
se disfrazan de brisa o de pensamiento fugaz.
Y vos, ocupada en seguir entera,z,,,,z,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,de,,,,
ni los escuchás respirar.

Hasta que un día te los volvés a topar en la esquina menos esperada:
en una voz, en un gesto, en una canción que creías olvidada.
Ahí, se te sienta en el pecho la certeza de que nunca se fueron,
que solo estaban esperando verte flaquear.

Y claro… vos no flaqueás.
Porque aprendiste que mostrar fortaleza es, a veces,
como colgarte un cartel luminoso que dice:
“puedo con todo, nada me rompe, nada me corroe por dentro”.
Y entonces, como si fueras de acero,
te cargan con pesos que no pediste,
te dan palmadas como si fueras un muro
y hasta te exigen sonreír mientras sostenés el derrumbe.

Pero la verdad —aunque no se vea—
es que hasta las murallas se agrietan,
y que hasta las olas más bravas vuelven a la orilla exhaustas.
Solo que vos, testaruda, preferís que piensen que no te duele…
aunque en el fondo sepas que esa es tu mayor trampa
y tu mayor acto de rebeldía.

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