miércoles, 27 de agosto de 2025

A destiempo

Se vieron de nuevo.
Ni buscado, ni previsto. Fue de esas casualidades que parecen tener escrita una cita secreta en algún calendario invisible.
Habían pasado años, el tiempo les había hecho crecer cicatrices y arrugar las certezas.
Él traía en la mirada un cansancio que no tenía entonces; ella llevaba en la sonrisa una nostalgia que no sabía esconder.
No hubo reproches, no había lugar para eso. Solo un silencio primero, ese que dice más que cualquier palabra. Después, una risa breve, torpe, como si los relojes se burlaran de ellos.
Hablaron de todo y de nada, del trabajo, de los hijos, de las historias que nunca terminaron. 
Pero en el aire, flotaba lo otro...esa pregunta muda que ninguno quiso pronunciar: ¿qué hubiera pasado si…?
No se tocaron, pero los ojos sí.
Y ahí estuvo la verdad: seguían siendo ellos, aunque el mundo los hubiera dispersado.
El encuentro duró lo que duran los destiempos, un suspiro largo, una eternidad breve.
Cuando se despidieron, no hubo promesas. 
Solo esa sensación agridulce de haber tenido el valor de mirarse de nuevo y la cobardía de volver a soltarse.
Al alejarse, ambos pensaron lo mismo sin saberlo...
Quizás no era el momento de encontrarnos...quizás nunca lo sea... O quizás lo fue, precisamente, ahora.

Molinos de vientos

Hay fantasmas que te persiguen y no lo sabés…
son pacientes, caminan descalzos para no hacer ruido,
se disfrazan de brisa o de pensamiento fugaz.
Y vos, ocupada en seguir entera,z,,,,z,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,de,,,,
ni los escuchás respirar.

Hasta que un día te los volvés a topar en la esquina menos esperada:
en una voz, en un gesto, en una canción que creías olvidada.
Ahí, se te sienta en el pecho la certeza de que nunca se fueron,
que solo estaban esperando verte flaquear.

Y claro… vos no flaqueás.
Porque aprendiste que mostrar fortaleza es, a veces,
como colgarte un cartel luminoso que dice:
“puedo con todo, nada me rompe, nada me corroe por dentro”.
Y entonces, como si fueras de acero,
te cargan con pesos que no pediste,
te dan palmadas como si fueras un muro
y hasta te exigen sonreír mientras sostenés el derrumbe.

Pero la verdad —aunque no se vea—
es que hasta las murallas se agrietan,
y que hasta las olas más bravas vuelven a la orilla exhaustas.
Solo que vos, testaruda, preferís que piensen que no te duele…
aunque en el fondo sepas que esa es tu mayor trampa
y tu mayor acto de rebeldía.

domingo, 17 de agosto de 2025

Piedra libre para ti

A ese niño travieso que aún vive adentro y que a veces dejamos encerrado con cuatro llaves como si fuera peligroso…
¡Abrámosle la puerta, carajo! Porque es él quien nos recuerda que la risa cura, que los raspados en las rodillas eran medallas de guerra y que llorar por un helado caído era tan válido como ahora llorar por un corazón roto.
El problema es que de grandes nos disfrazamos de “serios”, de “responsables”, de “adultos que no hacen pavadas”... y así, entre tanta solemnidad, terminamos olvidando que bailar descoordinados, hacer preguntas absurdas o comer chocolate antes de cenar no nos resta dignidad: nos devuelve vida.
Que no se nos oxide la curiosidad, que no se nos marchite la rebeldía de decir “¿y por qué no?”.
Porque, seamos sinceros: el día que perdamos esa picardía infantil, ahí sí estaremos en serios problemas.
Así que mi consejo es simple: déjale salir a jugar, aunque sea un ratito, a ese niño que fuiste.
Que grite, que pregunte, que se ría con mocos colgando… que te recuerde que todavía estás viva.

martes, 5 de agosto de 2025

No naci para encajar, sino para SER!!

Nunca fui de las que cree en la calabaza al dar las doce, ni en las rescatadas por un “príncipe azul” con promesas heredadas.
Desde niña, con uso de razón, tuve mi rebeldía a cuestas, como mochila liviana para el cuerpo pero pesada para los ojos ajenos.
Me llamaron oveja negra por no repetir lo que otros decían.
Pero era más bien una loba en un rebaño distraído, una que no temía al lobo, sino al silencio de las ovejas.
Siempre fui más Pocahontas, con raíces que se defienden solas,
que princesa con torre y final anunciado.
Más Mérida de metas propias, que no se deja peinar el alma para encajar.
Una Alicia, sí…pero no en un país de maravillas,
sino en un hueco de naipes donde la falta de solidaridad duele más que el té sin azúcar.
También soy Mohana, de pies inquietos y alma salada, que no me queda quieta porque me arden los días vacíos.
Que no me sé isla, sino mundo, mujer río, mujer viento, mujer fuego.
Con la ternura en carne viva y la palabra afilada,
de esas que abrazan con preguntas y desarman moldes con el susurro.
Yo no espero salvación.
Me salvo cada vez que me elijo.
Cada vez que digo no.
Cada vez que me nombro entera, aunque tiemble.
Soy una que nunca esperó el cuento, porque prefiero escribir mi propia historia...
#adrianablanche 
#amatesiempre

viernes, 1 de agosto de 2025

Pachamama

Agosto.
No es marketing de estaciones ni hashtag de calendario.
Es fuego en el pecho y raíz en los pies.

Mes para agradecer con los poros abiertos
y dejar que la Pachamama nos despabile el alma.
Que nos recuerde que no somos más que barro con sueños,
hoja con historia, grito con eco.

El que se cree dueño, pierde el rumbo.
El que honra la tierra, se encuentra.

Porque el hombre sin naturaleza
es solo un cuerpo sin espíritu.
Y la tierra sin respeto,
una diosa herida.

Yo abrazo la tierra como quien abraza a la madre:
con gratitud, con rebeldía y con el alma despierta.

– Adriana Blanche

El año baja la voz y el corazón habla mas fuerte.

Para mí, la Nochebuena es un umbral, no es solo una fiesta ni un calendario marcando una fecha... es un instante suspendido, don...